Nosotros ya hemos empezado la fiesta con la bailarina del bar de la Guerra de las Galaxias y un Belén con incienso del bueno y birra.
Feliz Navidad, a los que les gusta la Navidad.......y a los que no nos gusta.

Las ocho pastillas que tomaba cada día, le permitía hacer una vida normal, las molestias eran mínimas, podía hacer el amor con la pasión de los veinte años. Ella se comportaba como una mujer madura y segura a sus veintidós años, mientras que Gerardo actuaba como un niño, de cuarenta y cuatro. Vivian como millonarios, limusinas, viajes en barco, hotel de cinco estrellas, cenas con baile, y desayunos con diamantes.
Viajar montado en olores mágicos, como si fueran alfombras de Bagdad, es otra de mis especialidades. Siempre llevo en los bolsillos algún pequeño frasco de perfume, a veces queda uno al descubierto en la mesa de mi despacho y es descubierto por algún visitante rutinario que pregunta, “¿esto que coño es?”, lo guardo y por supuesto, no contesto. El bourbon con hielo es otra perversión, bebo un poco para disimular, pero cuando el vaso ancho lo acerco a mis labios, solo es para oler ese aroma fresco a madera añeja y dulce. Algunos libros nuevos, dicen más por su olor que por su lectura. También viajo sobre el olor de la albahaca, sobre el olor del algodón de azúcar de las ferias, sobre el olor de la pólvora, sobre la brisa del mar de los pueblos pesqueros, pero solo el olor de la lluvia es capaz de transportarme a una realidad etérea e ingrávida.
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Hace unas semanas, fui a recoger una tarta que había encargado, parando en doble fila frente a la pastelería. Justo cuando cerraba la puerta, se acerco un policía que me dijo con tono chulesco “ Eh tú, quita el coche de ahí ahora mismo “. He de confesar que me convenció este policía local y defensor de la ley.
Un amigo mío aseveraba que si tuvieran educación, no serian policías. Yo no estoy de acuerdo con esto ni quiero generalizar, pero no puede ser tan difícil tratar a la gente que proteges con educación, incluso a los que infringimos alguna norma. ¿Tendremos que defendernos también de la policía?
Estaba duchándome como todos los sábados, cantando canciones del Fary, cuando una sombra aterrizó en la bañera como un eclipse de sol. Sí, era lo que imagináis, un inspector de la SGAE agazapado detrás del bidet. Armándome de valor y sangre fría, comencé a variar la copla hasta convertirla en un mantra, en un Ommmmmm que hizo desaparecer la sombra. No me preguntéis como sucedió esto porque no lo se, pero yo ya no soy el mismo, el miedo a ser cazado por la SGAE me paraliza, ducharme sin cantar el torito guapo me ha marcado para siempre.