Los magnates y poderosos roban constantemente a las clases mas desfavorecidas, esto ocurre en cualquier país del mundo. Cuentan con mas información, mas dinero, y sus genes se han convertido en ladrones profesionales. Generación tras generación, demuestran que son una raza depredadora que abusa de los demás sin ningún remordimiento.
Parte de sus beneficios lo obtienen de forma legal y el resto, la mayor parte, de manera ilegal, apoyándose para blanquear capitales en esos nidos de corrupción llamados bancos, multiplicando así su poder y abriendo un gran surco de injusticia y desigualdad.
Para esta raza de parásitos improductivos, triunfar en la vida es como robarle la pensión a una anciana o los juguetes de madera a un niño. Al mismo tiempo, sus mujeres recaudan dinero para paliar el hambre de los olvidados de Dios, intentando así limpiar sus conciencias. Luego, sus amigos del gobierno, acuerdan donar unas vergonzosas limosnas a los países del tercer mundo, a la vez que les cierran todas las vías de expansión comercial.
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