Yacía en el suelo entre un mar de sangre, era una joven torre blanca, recientemente se había enrocado y estaba al cuidado de la reina. Dos peones policías, acordonaron la zona para evitar que se agolparan periodistas y curiosos, cuando llegó una ambulancia del P4AR que certificó su fallecimiento llevándose el cadáver.
El detective asignado al caso, era un caballo blanco, ataviado con gabardina, sombrero gris y gran experiencia en homicidios. Todo apuntaba a una traición, o un infiltrado en las filas blancas, las piezas negras estaban a gran distancia de allí y la victima no había sido amenazada por los diagonales alfiles negros o la omnipresente reina.
El estudio de la lanza homicida y el ángulo de inserción de la misma en la torre, determinó que provenía de la zona del rey, quizás fuera el alfil. Este fue el primer interrogado y sorprendentemente se declaró culpable a las primeras de cambio. Esposado, fue llevado a la zona lateral del tablero, apartado de las piezas comidas con honor en la batalla.El caballo detective, fue felicitado por el rey por la rápida resolución del caso, ofreciéndole su honorable mano que al detective se le antojó flácida y sudorosa. Se atrevió a mirar al rey a los ojos y vio lo que temía, su mirada esquiva.
La mujer del detective había reservado una mesa en el restaurante Jaque Mate para celebrar el brillante éxito. El no pudo negarse aunque acudió sin apetito y estuvo ausente casi toda la noche excusándose y alegando un día duro, pero él sabia muy bien el motivo, había encerrado a un inocente que daría su vida para evitar cualquier sospecha que pueda implicar al rey. Los celos son una lacra.
Oye, una entrada espléndida. Pedazo cuento/relato o lo que sea. Ese humor subterráneo le sienta de maravilla y ese ingenio también. Wow.
ResponderEliminarMuy bueno! :-)
ResponderEliminarMe parece fantastico que de una foto se pueda sacar una historia, es genial.
ResponderEliminarQue inteligencia.
PD a ver si te lo vas a creer, un beso