Capitulo II
La chica de Ipanema existía, y eso lo comprobó en directo Gerardo. Bianca era una camarera del Music Palace, local de moda entre Copacabana e Ipanema donde se fabrica la mejor bossa nova de Brasil. Deslumbrado por su belleza, desplegó sus dotes de seducción de apuesto cuarentón, y Bianca, también desplegó sus plumas. Ella sabía manejarse perfectamente en las distancias cortas con hombres maduros, cultos, y con dinero, cualidades que no percibía en jóvenes de su edad.
Después de tres días de encuentros “casuales”, la invitó a comer en el Garota. Bianca no cesaba de reír, hablando esa mezcla de portugués y español que a Gerardo le sonaba a música.
- Voy a estar un mes en Rio, te propongo que seas mi guía, no te vas a arrepentir Bianca.
- ¿Y mi trabajo?
- Pide vacaciones, invéntate cualquier cosa, tu puedes conseguir lo que quieras - le cogió la mano y esperó una respuesta.
-Déjame que lo piense Gerardo, !Vas muy rápido! - le regaño cariñosamente, pero ella ya lo había decidido, sentía una fuerte atracción por él.
Las ocho pastillas que tomaba cada día, le permitía hacer una vida normal, las molestias eran mínimas, podía hacer el amor con la pasión de los veinte años. Ella se comportaba como una mujer madura y segura a sus veintidós años, mientras que Gerardo actuaba como un niño, de cuarenta y cuatro. Vivian como millonarios, limusinas, viajes en barco, hotel de cinco estrellas, cenas con baile, y desayunos con diamantes.
Ojalá, pensó, la hubiera conocido antes, cada día, redescubría a una mujer joven, inteligente, y con una sonrisa capaz de iluminar toda la noche de Rio, sin embargo, una alarma, un pensamiento traicionero le expulsó del paraíso….. se estaba enamorando, y esto no entraba en el guión.
Recordó a Mercedes, abogada del estado y diez años mayor que él, con un enorme patrimonio, culpable del flechazo que sintió por ella, sería la solución definitiva a su delicada situación económica. La llamó antes de volar a Rio, “ Mercedes, no cuentes conmigo, todo ha sido una farsa”.
Dos días antes del viaje, desvió 300.000 euros a su cuenta, de una de las remesas de Aluminios del Mediterráneo. Gerardo contaba con la confianza de su director y la doble contabilidad de los últimos asientos, le proporcionaría el tiempo suficiente para disfrutar de todo el dinero antes de que se descubriera la malversación de fondos.
La dolce vita se acabó, solo le quedaba mirar por ultima vez el maravilloso revuelto de pelo negro y piel dorada de Bianca sobre la cama, dejó sobre la mesita una carta, con sabor a despedida y dijo adiós en voz baja. El avión le alejaba de la vida y tragándose otra lágrima, se preparaba para enfrentarse a su destino, para enfrentarse a la muerte.
Me parece muy bien q esta persona se lo halla tomado así ojala q todos los q les pase una cosa así o parecida pudiera hacer lo mismo, vivir como mas le guste el tiempo q le quede.
ResponderEliminarMe parece q el amor q ha vivido en ese mes y medio, es algo q se lo lleva para siempre.
Creo que merece irse con un buen sabor y con una sonrisa muy bella.
PD. Espero el ultimo capitulo
Curioso descubrir que el amor tiene vida propia...
ResponderEliminarSalu2
Pues ya me hubiera gustado llevar las maletas a tu protagonista durante ese mes y medio de absoluta felicidad.
ResponderEliminarEs fina la entrada, dices, dejas abierta la puerta, para que cada uno imagine la habitación a su manera.
La dolce vita se acaba, pero antes ha dado un buen zarpazo, un gesto hacia la vida, hacia el estar.
"el maravilloso revuelto de pelo negro y piel dorada de Bianca sobre la cama", deja un aroma flotando.
Saludos.
Julia, si a alguno de nosotros nos dieran esa mala noticia, seguramente viviriamos de otra manera, aprovechando todos los minutos o totalmente hundidos, quién sabe.
ResponderEliminarToni, cierto lo que dices.
Igor, él no arriesga nada viviendo a lo grande, no puede ser malo, a pesar de robar a un banco.
Thanks a lot Nelson to come here,Obrigado. Me han dicho que escribes versos con sabor de Brasil, vamos a ver.
ResponderEliminarEscribes con retazos de dulzura una historia que más durá no ser podría.
ResponderEliminarEso es todo lo que tengo que decir.
Un saludo, compañero