Te imagino en la escena del crimen como el reportero de la sección de sucesos; durante la danza del sexo, serías la masturbación; en la batalla, estarías ubicado en la retaguardia. Ante la explícita alegría que desprende el sol de abril, solo alcanzarías el rango de bufón, y frente a las fauces terribles de la tragedia, encarnarías el rol de plañidera. Tú no vives, solo finges vivir.
Utilizas tu vanidosa mente para elaborar palabras laberínticas que se desvanecen en el vacío, como la insoportable intrascendencia de un crucigrama. Los sentimientos no se empaquetan ni se venden con un lazo, porque viven el ahora y aquí y no son transferibles. Podrías enumerar una lista de sensaciones y una sucesión de acontecimientos, pero no puedes descodificar en palabras la voz del corazón, la extraña subjetividad de los sentidos ni la magia de lo invisible, aunque lo intentes. Escritor, no escribas, vive!
Un lector vive mil vidas antes de morir, pero la persona que nunca lee vive solamente una, dijo alguien
ResponderEliminarYo lo comparo a un actor o actriz que se tienen que meter en el papel para que te lo creas, tienes que sentir lo que piensas para escribirlo y el actor siente el papel que le han dado.
ResponderEliminarEso si eres buen escritor o actor, creo que es como si vivieras el momento.
🤩
Estoy de acuerdo contigo en esa comparación. El actor incluye en su interpretación sus sentimientos, y el escritor, aunque sus relatos sean ficción o la trama sea real, siempre deja rastros autobiográficos escondidos en sus letras. Alguien me dijo una vez que un relato mío le había hecho llorar, en ese momento me pareció un elogio, pero ahora creo que lloró por lo malo que era el texto😎
ResponderEliminar