Había
recibido varias
cartas y al principio era divertido: divagábamos, bromeábamos y a
veces desvelábamos nuestros más
íntimos secretos.
Pero quizá debido a la tolerancia, que en términos médicos
significa que cada vez necesitábamos una dosis mayor de
contacto, nuestras cartas eran
insuficientes y en el horizonte habían aparecido los ojos
desafiantes del síndrome de abstinencia. Ayer recibí la última
carta y, como siempre, la guardaba para
leerla y saborearla al día siguiente mientras desayunaba, como el
que espera durante la comida el momento del postre, y esa carta decía
así: “…………....ya sé que hicimos un trato, pero no puedo
mantenerlo, no quiero seguir con las cartas, quiero verte. Me
da igual que nos odiemos dentro de dos o tres años y que nos tiremos
los platos a la cabeza. Voy
a ir el sábado por la mañana a tu casa, y si no
me recibes y prefieres tirarme los
platos directamente,
lo entenderé, pero espero
que sean de plástico”.
Reconocí
inmediatamente mis antiguos nervios adolescentes y los pensamientos
estresantes parecían no tener fin: “hoy es
sábado, son las once y todavía no me
he duchado”, “¿el vestido azul o los vaqueros?”, “debería ordenar un poco la casa”………....en ese preciso momento
sonó el timbre y mis pulsaciones comenzaron a rebotar en mis venas.
Mientras me abrochaba el batín y apartaba de mi cara los rizos, abrí
la puerta casi temblando y ….……… era él. Nos miramos sin
hablar durante unos segundos y comenzó a sonreír con sus ojos
rasgados. Yo lo atraje hacia mí agarrándolo de la cintura mientras
nos besábamos como si de esos besos dependiera nuestra vida. La
cuenta atrás había comenzado, ya no queríamos una relación para
siempre, solo queríamos quemarnos hasta que se acabara el
combustible; todo tiene un final, era así
de simple.
No pudimos llegar a la habitación, esos diez metros de distancia eran kilómetros, pero nos acogió el pobre sofá del salón que no tenía culpa de nada.
No pudimos llegar a la habitación, esos diez metros de distancia eran kilómetros, pero nos acogió el pobre sofá del salón que no tenía culpa de nada.
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Nunca
había escrito un libro para nadie, y ahora soy lo que coloquialmente se
llama ‘un negro’, pero lo que no imaginaba es que lo tuviera que
escribir para una mujer y relatado en primera persona en un ejercicio
de travestismo mental. El encargo era para Laura Lujan, presentadora
del Canal Siete y mujer del dueño de Construcciones Hispania. Esa
noche quedé con Víctor, mi excéntrico editor, en el lugar donde
partió la historia, el Singles Bar, para recibir el esperado talón
de cincuenta mil euros, tomar unas copas y también me pidió que
llevara mi agenda porque iba a proponerme un encargo de otra mujer. A
pesar de que no me hacía mucha gracia que mi nombre no apareciera
por ningún lado, era dinero fácil por escribir algo más de
doscientas paginas de historias románticas, muy alejadas de mi
estilo y de los temas turbulentos en los que suelo sumergirme,
además, Víctor siempre me ha ayudado en los peores momentos
colocando mis libros en las principales librerías y, sin duda, su
influencia ha contribuido positívamente en las criticas hacía mi; no
podía negarme a sus extrañas peticiones.
Estaba
anotando algunas modificaciones para una posible segunda edición del
libro cuando mi copa cayó bruscamente empujada por el bolso de una
pelirroja que pasaba junto a mi mesa. Me levanté inmediatamente
intentando evitar que el whisky cayera sobre mis pantalones y le
dije: ”no te preocupes, pediré otra copa, no pasa nada". Ella
se sentó en la mesa de al lado y se disculpó diciéndome que no
estaba teniendo una buena noche y estaba un poco descentrada. Después
de intercambiar comentarios sobre el incidente, me pidió permiso
para sentarse en mi mesa porque corríamos el riesgo de quedar
afónicos. Era curioso, parecía que estábamos viviendo uno de los
episodios del libro y además en el Singles Bar. Me preguntó si
había arruinado lo que estaba escribiendo en su agenda, y yo le dije
que solo eran apuntes para un libro.
—¿Qué
hace un escritor en un sitio como este? —preguntó.
Al
oír su pregunta me quedé helado. ¡Estaba viviendo el mismo guion
del libro, no podía ser! ¿Era una casualidad, era una fantasía, o
quizá dios me enviaba un mensaje? Hasta ese día había sido un ateo
pragmático que no creía en las casualidades, pero……¿cuál era
la explicación?
—Estoy
esperando a mi editor……...se ha empeñado en quedar aquí en el
Singles Bar ……...que es el punto de partida del libro —le
respondí casi en estado de shock y sin saber muy bien lo que decía.
El
motor turbo de mi cerebro se estaba gripando. Ese libro todavía no
estaba a la venta y, además, nadie sabía que lo había escrito yo,
ella no podía tener esa información. ¿Era posible escribir algo
que sucedería exactamente en el futuro? ¿Sería humana esta guapa pelirroja?
En medio de mi confusión, ella intentó taparse la boca pero
no impidió que explotara su risa desbocada.
—Soy
Carmen, la prima de Víctor, todo es una broma, espero que no te enfades —me
dijo riendo y besándome en la mejilla a modo de desagravio—, y
para compensarte, aquí tengo un talón a tu nombre con mucho ceros.
—Gracias
—le dije riendo—, lo has hecho muy bien, me lo he tragado de
principio a fin, creía que me estaba volviendo loco.
—Yo
también escribo; la
verdad es que le
pedí a Víctor que nos presentara, estaba deseando hablar contigo
sobre tus
libros, y
después
de leer el borrador de
Singles Bar se me ocurrió la
broma. Por
cierto, si
otra vez vuelves a escribir un libro encarnado en el
sexo opuesto,
creo que te podría enseñar varias armas de mujer que estoy segura
que desconoces.
—Vale, pero ¿tú que elegirías conmigo: amistad o sexo? —le pregunté
sonriendo y parafraseando el texto del libro.
—Eso
tendrás que averiguarlo.
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ResponderEliminarBueno, he leído las tres entradas seguidas porque he estado de exámenes. Incluso me queda un trabajo por entregar, pero me ha venido muy bien estas entradas para despejarme. Me han gustado mucho. Creo, incluso que si las alargas más podrías tener una novela, o incluso un libro sobre varias historias encadenadas en el Singles Bar. Yo desde aquí te animo. Saludos.
ResponderEliminarUn libro sobre relación de parejas?, eso implica mucha crueldad y violencia; no, prefiero escribir sobre la primera guerra mundial :)
EliminarUn abrazo, Emilio
Me encanta, quiero mas
ResponderEliminarSe casan, tienen hijos y su nieto acaba siendo presidente de USA.
EliminarUn beso
Voy a leer los dos anteriores. Este texto me enganchó, así que voy a ver qué le precede
ResponderEliminarBesos
Seguro que por leerlo en ese orden tan original, el texto que has leído posiblemente habrá sido diferente para ti en algún aspecto, como si de una trama alternativa se tratara.
EliminarUn abrazo.