2 de octubre de 2019

Hombre del tercer mundo

           
   
            Hombre del tercer mundo, la culpa no la tienen tus genes, solo has tenido la mala suerte de nacer en un mal momento y en el lugar equivocado. Estás envuelto en la pobreza estructural de tu país, en las guerras locales y nacionales, y todas las has perdido. Hombre del tercer mundo, la verdad es que no nos importas nada.

Han asesinado a tus padres, han violado a tus hermanas, te han convertido en niño soldado y te han contagiado el virus de la locura. Sabes que en el norte está la felicidad, esa que tú no puedes ni siquiera imaginar, pero es mejor que no vengas a nuestro maravilloso bunker porque no conoces nuestra lengua ni nuestras costumbres, no tienes nuestro nivel intelectual y con tu placido viaje en patera, corremos el peligro de que nos quites nuestro trabajo, a pesar de saber que tus hijos y tú sois necesarios para continuar con nuestro privilegiado way of life, y es que realmente no nos importas absolutamente nada.

Tú, hombre del tercer mundo, no tienes la culpa de que en una zona muy escondida de nuestro cerebro sintamos vergüenza. Cuando dormimos, nuestro subconsciente vomita sin piedad nuestro podrido egoísmo y nuestra complacencia con la injusticia en forma de pesadillas, pero al despertar, desayunamos leche con galletas, cereales y zumo de naranja, y olvidamos esos putos sueños, porque hombre del tercer mundo, no nos importas ni una mierda.

Jugamos a la política votando por un mundo feliz sin ser conscientes de que no pintamos nada en este tablero de ajedrez, pero somos unos privilegiados y eso es lo único que importa. Condenamos con pena y miedo los actos terroristas que pueden atentar a nuestro entorno social y económico, aunque nos da igual lo que ocurra en el otro lado del mundo. Escondemos nuestra angustia en Facebook y en Instagram mostrando nuestra exagerada felicidad, y presumimos de una inteligencia artificial de la cual mi perra se partiría el culo leyendo nuestras diatribas.

Hablamos con personas de otros continentes al mismo tiempo que desconocemos el nombre de nuestro vecino. Huimos como de la peste de los indigentes y desamparados que viven junto a nosotros; están a pocos metros de distancia, recogiendo cartones y chatarra de los contenedores de basura, pidiendo en los semáforos y haciendo cola en los bancos de alimentos, pero son invisibles. Cuando nacieron, compraron todos los billetes que llevan a la marginación. Ellos viven con nosotros, pero son hombres del tercer mundo, esos que no nos importan ni una puta mierda.

10 comentarios:

  1. Llevas mucha razón, no es una cuestión de raza, o de color de piel, o de religión, es una cuestión de dinero. A vuelto, si algún día se fue, la lucha de clases y van ganando... los ricos.
    Pero te voy a dar una buena noticia, esto acabará pronto, ¿no lo sabías? pues escucha a Greta Thumberg, ¡joder! Me parece una buena noticia, por lo que cuentas, no merecemos otra cosa que la extinción.

    Saludos.

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    1. No exageres Pitt, la extinción no, pero un meteorito de 20 kilómetros de diámetro puede que sí.

      Un saludo

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  2. Tu texto duele hoy.

    Huyen de una miseria y se encuentran con otra.

    Besos

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    1. Es un texto que había escrito hace unos años y lo he retomado porque me parece muy actual, denota una sociedad enferma.

      Un beso

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  3. Lo cierto es que tu poema duele, es la triste realidad de este mundo.

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    1. Sí Ani, hay algún sintecho con carrera universitaria y seguro que alguna vez tuvo una familia y fue relativamente feliz

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  4. Oye!, que no he intentado fastidiaros el día, el próximo post lo haré de la fiesta de la tomatina de Buñol

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  5. Mira, no sé cómo reflexionar con este texto, porque de principio es duro, y lo más duro es que es así de crudo en realidad. Pero si reflexiono esto, o me corto las venas o me voy a vivir como ellos. Son los únicos dos caminos verdaderamente coherentes con la justicia pura y dura.

    Ahora bien. Vivimos como perlas, rodeados de capas de nácar, porque es muy duro vivir realmente de lo que produce el mundo. Miseria, hambre, guerra, muertes, bejaciones, asesinatos, robos, exclavitud... Pero realmente no está en mi mano esto.

    Yo podría no vestir, podría no escribir en un blog para no usar el coltán de los ordenadores ni de los móviles, podría no usar materiales en mi mundo lujoso (600 euros/mes en Madrid)y rebelarme, pero al final pienso que a los que explotan de esa manera les da igual, si no lo consiguen de una manera, lo consiguen de otra.

    Prefiero meterme con ellos que castigarme por mis privilegios de mierda. Al fin y al cabo, soy un desgraciado más.

    Una vez escribió algo parecido Neil Gaiman en este sentido (Había una vez un niño negro desnutrido con una barriga metida para adentro, con moscas sobre los ojos y respirando en sus extertores. No conocemos su nombre. ¿Nos importa? Seguro que sí, pero al lado yace su hermana con el estómago desparramado y con la cara desecha comida por los insectos. ¿Es igualmente importante? Sí, claro, tan importante como los otros 3 millones de niños sin nombre que mueren por hambre en el mundo. Llega un punto en el que te insensiblilizas sin remedio. Seguro que tú, que estás leyendo esto, hoy cenarás, mejor o peor. Mañana cenarás y pasado también, no sé si muy incómodo o no) Luego sigue así, más o menos (Nos aislamos, literalmente nos hacemos islas en el dolor, porque es imposible cargar con el dolor del mundo)En mi caso, creo que te puedo decir algo parecido. Es loable salvar el mundo, pero yo no soy responsable y no me pueden meter encima tanta mierda. Si veo a un refugiado, o a un indigente, intentaré tratarlo lo mejor que sé, y siempre lucharé contra políticas racistas y supremacistas. Pero que no me engañen y me hagan ver que es culpa mía, cuando los que realmente podrían hacer algo se están rascando los cooojooones porque así les va mejor el negocio. No es por tí, que pienso que es un texto muy loable, pero es que yo estoy quemado con esto y estoy hasta los mismísimos coojoonees. Toda la vida de voluntariado y trabajando con refugiados y africanos. Viendo cómo los trata el gobierno que luego se hace una foto en el puerto con ellos. No soporto que aun por enciama hagan creer a la población que soy racista porque no pienso como ellos. Son unos mal nacidos echando la culpa a los votantes y ellos cobrando sueldos de 5000 euros mensuales, y seguro que me quedo corto.

    Tienes razón, el mundo es una mierda, pero te digo una cosa: No soy yo el que se va a pegar un tiro.

    Perdón por la extensión, pero creo que entenderás desde donde hablo y cómo me posiciono, valoros tus palabras y creo que siempre debemos cambiar en pequeñas cosas y acciones, pero ya sabes: Mt 16, 24"Luego dijo Jesús a sus discípulos: ―Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme."

    Saludos.

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  6. El texto sólo pretende una toma de conciencia de la desigualdad, a veces dentro de la desigualdad. Como individuos aislados poco podemos hacer, pero podemos manifestar nuestro rechazo a la situación. Este problema no se puede solucionar de la noche a la mañana pero podemos presionar a los que si pueden.

    Cuando la sociedad es consciente de que está enferma, puede proponer métodos para su cura, como una dolencia de nuestro cuerpo,es el primer paso, y sobre la insensibilización a la que tú te refieres, nadie está libre de padecerla.

    Quizá un sentimiento de unidad nos permitiría sentir en carne propia el maltrato a las mujeres, el abandono de animales, la vida miserable del tercer mundo y cualquier dolor que sienta cualquier ser vivo, incluyendo nuestro planeta. El egoísmo es un mal negocio, y no se trata de buenismo, se trata de despertar a la consciencia, porque realmente nosotros solo somos una pequeña parte del todo, y lo que le sucede al resto nos afecta también a nosotros.

    Ya has visto que yo tampoco me he quedado corto😎

    Un abrazo

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Steppenwolf