La terraza de la cafetería está semidesierta, habitada por algunos valientes con abrigo. Uno de ellos soy yo, con un té moruno humeante, una tablet que ha sustituido a la servilleta y al bolígrafo prestado, y dos periódicos, El País y El Mundo. Los dos destacan en primera página las revueltas en los países árabes, con fotos de los manifestantes saliendo a las calles pidiendo lo que es suyo, sus derechos; saben que a pocos kilómetros, en Europa, disfrutamos de privilegios que ellos ahora no pueden ni soñar. ¿David contra Goliat?, una lucha desigual, aunque la gente unida en su protesta ha demostrado que pueden jubilar a más de un dictador, solo con su presencia y algunas piedras. Ya veremos como acaba.

En política nacional, El País denuncia la corrupción del PP exprimiendo el enésimo caso de corrupción, y hasta cierto punto es normal, pero es más benévolo con algún caso disperso que afecta a los socialistas. El Mundo sigue con el caso Faisán y todavía, después de casi siete años, insinúa que ETA fue la autora del atentado de los trenes de Madrid. A kilómetros de distancia se observa que es una trama organizada por el mismo periódico para salvar el culo a Aznar y compañía, a los que propiciaron el apoyo a la guerra de Irak, en contra de la gran mayoría de los españoles, y protagonizaron el vergonzoso intento para ocultar la autoría de los atentados del 11-M por parte de radicales islámicos. Pedro Jota insulta la inteligencia de los compradores de sus periódicos, a no ser que no sean lectores, sino militantes del PP que se tragan cualquier patraña. Una pena.
No me explico como un periodista después de traicionar su imparcialidad puede conciliar el sueño, ¿o quizá no duerme? No creo que todos los periodistas de El País sean de izquierdas, ni todos los de El Mundo de derechas, y aunque así fuera, deberían actuar con neutralidad, y si no es así, traicionan lo mas sagrado de su profesión, el motivo por el cual están informando, su independencia. El periodista que se vende por dinero, esta cayendo en la prostitución informativa, como la otra, pero sin poner el culo.
Siempre que el capital esté detrás de medios de comunicación, habrá manipulaciones, y si encontramos un periódico o una radio independiente, seguramente le pasará como al pianista en el tiroteo, que le alcanzará una bala perdida. ¿En quién podemos confiar?, habrá que aceptar la triste idea de que nuestra información la controlan delincuentes mediáticos, políticos camuflados y bancos usureros. Si uno de los grupos televisivos más fuertes del panorama audiovisual español, Telecinco y Cuatro, dependen directamente de Berlusconi, pues lo tenemos claro. Debemos buscar y encontrar información independiente, es la mejor arma a la que nos podemos agarrar contra los abusos que cometen gobiernos y empresas multinacionales, holdings y grandes especuladores sobre nosotros. Si no cambia el panorama, la única manera que tendremos para conocer la verdad sera subir a la montaña y escuchar el viento.