22 de diciembre de 2016

Navega

                    
                 
       Navega, sola, y adéntrate en un mar adormecido. La tierra desaparece lentamente a estribor y la proa apunta hacia un horizonte mixto de cielo ámbar y agua de cristal.
Solo se oyen algunos quejidos de los remos y de la rancia madera de la barca, mientras el agua te lleva hacia ninguna parte, serena, como un anfitrión que te da todo su tiempo sin ningún atisbo de cicatearía. Tu respiración resuena entre la banda sonora del silencio, las gaviotas te lanzan miradas cómplices y ni siquiera las tímidas ondas azules se niegan a formar parte del concierto marino, el mismo que reinó durante millones de años después de la gran tempestad.  
Solo puedes vivir el ahora, porque no hay nada más. El pasado ya no existe y el futuro amenaza con llenarse de infinitos mundos virtuales. Si, las posibilidades de habitar en un mundo real serán casi nulas, así pues, navega y respira el aire salado celebrando el reencuentro y la despedida de la realidad. Allí, en ese mar, te espero.

4 de diciembre de 2016

Discos de vinilo



             Vuelven con fuerza los discos de vinilo, algo extraño para una tecnología del pasado. Puede que sea una moda pasajera, una campaña comercial de las discográficas o simplemente un ritual como este: Mantienes los 200 gramos de un disco de vinilo con las manos, utilizando el tacto y la vista (algunos también el olfato) como si de un meteorito recién caído del cielo se tratara. 
Miras la portada imaginando un escenario holográfico que espera una señal para comenzar a moverse. Sacas con cuidado el disco del cartón rectangular y poco después la funda de plástico, con cuidado, es su ropa interior. Solo puedes coger el disco por los bordes con ambas manos, como un ladrón experimentado que no quiere dejar sus huellas. Lo introduces en el pivote metálico del plato, lo pinchas con la aguja (palabra maldita donde las haya) y el disco empieza a bailar una danza circular, monótona en apariencia, pero misteriosa como el ciclo de una galaxia, y como después de una meditación trascendental, cuando empieza a sonar sabes que algo está cambiando.

Steppenwolf