Los
mensajes subliminales son aquellos que se cuelan por alguna rendija
de nuestro cuerpo sin que seamos conscientes. Sin previo
aviso nos sorprenden con la guardia baja, nos disparan sin
piedad, a quemarropa, invadiendo zonas importantes de nuestro centro de
control y toma de decisiones.
Todos
recibimos mensajes subliminales que son decodificados
posteriormente durante el sueño o en fases de meditación, emergiendo posteriormente a la superficie y pasando a formar parte de las firmes convicciones de la víctima en cuestión.
Sin ninguna duda, los verdaderos gurús de estos whatsapps telepáticos son las empresas de publicidad. Nos estudian como si fuéramos conejillos de indias, se encargan de convencernos y persuadirnos silenciosamente para conseguir sus objetivos, aunque para ello sea necesario entrar en nuestro subconsciente con mensajes que asocien el producto anunciado con el placer y la felicidad. Los publicistas todavía no forman parte de una banda terrorista, son totalmente legales, incluso estas técnicas de manipulación se estudian en las universidades de todo el mundo. Es difícil de creer, pero es así.
Las malas lenguas dicen que el aparato de propaganda de los partidos políticos siempre han utilizado los mensajes subliminales para arañar nuestra voluntad y modificar la percepción que tenemos de ellos. A los dictadores no les hace falta utilizar estas técnicas de "comunicación", aunque también han hecho sus pinitos, basta recabar información de como el Nodo en la época de la dictadura, mediante eslóganes y símbolos se encargaba de limpiar la imagen del régimen y transformar a los fachas en tiernas hermanas de la caridad.
Sin ninguna duda, los verdaderos gurús de estos whatsapps telepáticos son las empresas de publicidad. Nos estudian como si fuéramos conejillos de indias, se encargan de convencernos y persuadirnos silenciosamente para conseguir sus objetivos, aunque para ello sea necesario entrar en nuestro subconsciente con mensajes que asocien el producto anunciado con el placer y la felicidad. Los publicistas todavía no forman parte de una banda terrorista, son totalmente legales, incluso estas técnicas de manipulación se estudian en las universidades de todo el mundo. Es difícil de creer, pero es así.
Las malas lenguas dicen que el aparato de propaganda de los partidos políticos siempre han utilizado los mensajes subliminales para arañar nuestra voluntad y modificar la percepción que tenemos de ellos. A los dictadores no les hace falta utilizar estas técnicas de "comunicación", aunque también han hecho sus pinitos, basta recabar información de como el Nodo en la época de la dictadura, mediante eslóganes y símbolos se encargaba de limpiar la imagen del régimen y transformar a los fachas en tiernas hermanas de la caridad.
Damián me contó en voz baja (como si me hubiera desvelado la fórmula de la Coca Cola) una técnica capaz de conseguir logros impresionantes mediante mensajes subliminales e información dirigida al
subconsciente: "si duermes oyendo lecciones de ingles,
aprendes el idioma sin esfuerzo". Desconfié
de la eficacia del método, pero en mi intento de dominar
el inglés para conseguir un trabajo estable y acabar con el acoso del casero al que no pagaba desde hacía tres meses, hice la prueba.
Me coloqué los auriculares con 40 lecciones de inglés para "estudiarlas" mientras dormía, pero cuando desperté, hablaba una extraña mezcla de japonés y spanglish parecida al lenguaje que utilizaba la niña del exorcista cuando estaba poseída. No podía volver al español de ninguna manera pero no perdí los nervios, esperaba que tarde o temprano el efecto satánico desapareciera. En ese momento vino el casero a reclamarme el dinero del alquiler y cuando inventaba una excusa creíble, comencé a hablarle rebobinando al revés con acento demoniaco, el casero retrocedió unos pasos con los ojos muy abiertos y sin mediar palabra corrió despavorido escaleras abajo. No podía creerlo, el método había funcionado.
Me coloqué los auriculares con 40 lecciones de inglés para "estudiarlas" mientras dormía, pero cuando desperté, hablaba una extraña mezcla de japonés y spanglish parecida al lenguaje que utilizaba la niña del exorcista cuando estaba poseída. No podía volver al español de ninguna manera pero no perdí los nervios, esperaba que tarde o temprano el efecto satánico desapareciera. En ese momento vino el casero a reclamarme el dinero del alquiler y cuando inventaba una excusa creíble, comencé a hablarle rebobinando al revés con acento demoniaco, el casero retrocedió unos pasos con los ojos muy abiertos y sin mediar palabra corrió despavorido escaleras abajo. No podía creerlo, el método había funcionado.