3 de julio de 2011

Desde aqui hasta el infinito

                                                   
      
          Ya se que es muy peligroso vivir en el pasado, que no es conveniente rodearse de recuerdos, es cierto, pero sin darme cuenta siempre me zambullo en mi memoria. Mi pasado está ordenado por año, nombre, color y genero, y está a mi disposición en cualquier momento. Si pasear por mis recuerdos es un error, lo asumo.                                                                                             
        Abro la cerradura con un giro mecánico, dejo las llaves en la mesita de la entrada, me miro al espejo y me encuentro una chaqueta arrugada y una barba de diez de la noche avanzando sobre las mejillas y el cuello. La lucha por conseguir un hueco en el organigrama social tiene un precio alto que debemos pagar con nuestro tiempo. Oigo como se acerca la voz de Virginia, poco después unos vaqueros y un polo rojo de manga corta con ella dentro: "Una pizza para los dos, ¿de acuerdo?" La beso pasando mi mano por su espalda y le sonrío sin mucho afán. Nos miramos intuyendo que nos hemos subido en una rueda que gira cada vez más rápido.

            "Hay una señorita que te espera en su habitación" me dice Virginia quitándome los vasos y las servilletas de las manos,  "¿no será una señorita a la que le faltan dos dientes?" Le respondo subiendo deliberadamente la voz, "¡papá, que tarde has venido hoy!" Oigo la aguda y festiva voz de un terremoto de seis años. Me abraza colgándose de mi cuello y todo el cansancio y las heridas desaparecen. Me siento en un lado de la cama y la veo mirándome con los ojos muy abiertos  preparándose para montarse sobre mis palabras, le coloco el cinturón de la fantasía y empezamos a viajar.

          Gesticulo y le describo los pasajes y aventuras que he vivido hoy. Ella pregunta y al mismo tiempo completa mis fantasías antes de que termine la frase. Así vamos dando forma al cuento, luchas encarnizadas contra enemigos terribles de los que salgo victorioso después de persecuciones a caballo y duelos con espadas. Mientras hablo, veo a Virginia apoyada en la puerta de la cocina con una sonrisa cómplice esperándome para cenar. Por una segunda vía paralela tengo una visión panorámica de los tres. Durante una décima de segundo, el tiempo se para y doy gracias al dios de los ateos por la suerte que tengo. Mi compañera de fantasías se reserva su último juego, el de las distancias, y me invita a participar:

          - Papá, yo te quiero desde aquí hasta América, ¿y tú?

          - Yo, desde aquí hasta la luna - le digo apuntando hacia el cielo.

          - Yo te quiero desde aquí hasta el sol, ¿y tú papi?

          - Yo te quiero desde aquí hasta el infinito y no se puede llegar más lejos, te he  ganado princesa.

          - No papá, yo te quiero hasta el infinito y volver, te he ganado yo. 

            No supe que decir, había perdido, era jaque mate. Que daría yo por perder siempre de esta manera.

25 comentarios:

  1. Yo creo que solo por esos momentos, vale la pane todo el resto.

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  2. ¡Qué ternura de Domingo ha creado ud! ¿Quién le dijo que ha perdido de esta manera?
    HTTP://ENFUGAYREMOLINO.BLOGSPOT.COM

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  3. Me encanta tu princesita.
    Enhorabuena por disfrutar de lo único que nos queda a los ateos pobres, los hijos.
    Que el ratoncito sea generoso...

    Salu2

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  4. Mmmm... ya he vivido eso. Y dos veces. Y lo echo de menos: cuando se hacen mayores se acaba la magia.

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  5. no creo que hoy nos hayas hablado de errores y espejismos...
    y con Chet Baker qué bien se lee este post.

    un abrazo.

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  6. lo más doloroso, es la certeza de que esa imagen nunca más volverá a ser completa, la rueda de la vida gira de un modo que mientras estás subido en ella la fuerza centrípeta te mantiene en equilíbrio, el problema es cuando te apeas por unos segundos y la fuerza centrífuga te repele, no te deja volver a ocupar tu espacio y te descubres a ti mismo dando vueltas descompasadas y con la sensación de completo desubicado, ese es mi sitio ahora en el mundo, ese es mi ritmo en este momento, ojalá pudiesemos parar la rueda y volver a ubicarnos
    un fuerte y afectuoso abrazo sincero amigo mío!!
    PD: no seré yo quien pueda darte palabras de ánimo en este caso

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  7. Tengo que decirte una cosa, o tu escribes muy bien o yo estoy muy sensible, porque se me han salido unas lágrimas o lagrimones diría yo.

    He tenido unos recuerdos maravillosos, y eso gracias a ti.

    Un abrazo Stepen.

    PD la música le pone mucho y tu hija es un bombón.

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Laura, Con tu pregunta deduzco que aconsejas abolir la palabra perdedor, por lo menos en este caso. Gracias.

    Un abrazo.





    Rick, cuando ellos se hacen mayores, ellos van y nosotros volvemos. Creo que la magia no desaparece pero es diferente, viven su vida y esa vida gira más rápido que la nuestra.

    Un abrazo.

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  10. Senses, espero no haber hablado hoy de errores, pero sí de recuerdos.
    Chet Baker, la melancolía andante, muy pocos han descrito la tristeza como él. Otra víctima de la heroína asesina.

    Un abrazo.

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  11. Ismael, entiendo perfectamente todas las fases de tu comentario, quien haya pasado por ahí se habrá visto reflejado.
    De ánimo estoy bien pero si quieres ayudarme, mandame 50.000 euros por giro postal, eso sí que sería un detallazo.

    Un abrazo.

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  12. Julia, no llores como mujer lo que no has sabido defender como hombre..... Joder, creo que estoy sufriendo el síndrome del Quijote, estoy mezclando churras con chocolatás, mis palabras se dispersan y luego vuelve cada una por su lado.

    Bueno, ya me he tomado las 42 pastillas y estoy totalmente recuperado.
    ¿Tus lágrimas a que se deben espiritu virginal? Mi intención no ha sido provocar el llanto sino airear esos sentimientos encajonados en un recuerdo, a la izquierda de la zona occipital derecha. Esos pequeños recuerdos, simples, cotidianos y diarios, son joyas, son la columna en la que se soporta nuestra a veces pesada vida.

    Gracias por tus palabras sobre mi hija. Se ha hecho mayor, ya no vive conmigo ni con su madre pero sigue siendo un bombón, por dentro y por fuera.

    Un abrazo Julia.

    PD: Por cierto, no te ví el 19 de Junio en Maisonnave. Si no fuiste porque no confías en alguien que solo conoces del blog, te diré que mis intenciones son sinceras, la cama y nada más.
    (es una broma, oye)

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  13. Los pequeños grandes momentos de los que está llena nuestra rutina.

    No hay nada comparable al momento en que mi pequeña princesa de 6 años me rodea con sus brazos y me dice: mamí, te quiero mucho!...

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  14. Aprovecha esos recuerdos Merce, son magia pura, están ahí escondidos, dispuestos a salir disparados como una estrella fugaz cuando tu decidas hacerlos volar.

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  15. Y un mal día, de repente, como una mala resaca, vas al cuarto de tus hijas y no huele como siempre. Miras en sus camas y están ahí dormidas, pero no es lo mismo. Un día de mal fario no te cogen de la mano de forma automática para cruzar la calle, ni te dicen doscientas veces al día "mami" y te das cuenta de cuántas veces dijiste "¡me vas a gastar el nombre!", y de cuánto te gustaría que por un poco más de tiempo te lo sigan gastando. Ya no te piden el desayuno o la merienda, ni el cuento de la cama, se duchan solas, salen con sus amigos y de repente, un día horrible, te das cuenta de que el tiempo ha pasado a una velocidad cruel y te has quedado mirando por la ventana cómo son ahora, las mismas pero diferentes, ya no tus niñas, tus bebés, tus pequeños pero incalculables trozos de vida. Y aunque seguirán siendo tus princesas hasta que te mueras, las pequeñinas se han ido, y nada en el mundo te producirá más nostalgia y más lágrimas de añoranza que la infancia de tus hijas.
    De mis hijas.

    un beso

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  16. Socióloga, estoy contigo, vale la pena pasar por ahí, o como dijo Neruda, Confieso que he vivido. Eso no quita que como en el cine antiguo, eche de menos los finales felices.

    Un abrazo

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  17. Pon, he leído tu comentario con detenimiento, ternura, tristeza, y con melancolía. Muestras la herida que ocultamos a nuestros hijos, pero sabes que es ley de vida, nosotros las hemos lanzado y ahora ellas van a viajar por delante de nosotros, no podemos detenerlas, solo desearles suerte.

    ¿Acusarlas de egoístas?, es como acusar a la lluvia de mojar el suelo. Me conformo con su presencia y su felicidad. Y seguro que tú también.

    Un abrazo

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  18. No. Los egoístas somos nosotros, tenemos hijos por puro egoísmo. Pero lo que nadie te dice es que duele tanto cada momento que se va. Se atesoran con mimo, pero duelen porque no pueden volver. Duelen hasta sangrar el alma.

    Cuando murió mi padre recuerdo muy bien la sensación de haberme quedado sin la mano que de pequeña me cogía por la calle. Ya hacía muchos años que no me cogía de la mano, claro, pero esa fue la sensación más vívida que me quedó, la más dolorosa, ese abandono, ese volver a la infancia y quedarme con la mano en el aire, de mirar alrededor y ya no estaba ahí. La sensación de que las manos de mis hijas son ya tan grandes como la mía es duro de llevar, no porque no esté feliz con las mujeres en que se han convertido, sino porque mis niñas ya no están.

    Bueno me he puesto un tantito melancólica, será el calor.

    Un beso grande, Stepp.

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  19. Sin duda estamos empatados y por si te sirve, a veces como ahora, sigo siendo una (tu) niña...

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  20. Con mi hijo de 3 años vivo experiencias similares a las que tan bien narras. Preguntas sin respuestas, ojos escrutadores, la vida eterna de su infancia. Merece tanto la pena verle crecer y sonreir anonimos bosques de luz. Saludos

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  21. Esos momentos son lo que vale la pena vivir, lo demás es humo e incertidumbre.
    Un saludo.

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  22. Carlos, aprovecha el ahora, no hay nada comparable a eso. Un abrazo.



    Emilio, los hijos te dan una dimension extra a tu realidaed. Lo ünico negativo es que son un poco cabrones y además te piden dinero. (es una broma, eh)

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  23. Deliciosa entrada, la he disfruta muchisimo, dentro de las alegrias indescriptibles de mi vida, he tenido momentos como ese, que me hacen sonreir aunque el mundo se caiga a pedazos, un abrazo entrañable,

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  24. Sí Carmen, "esos recuerdos que me hacen sonreir aunque el mundo se caiga a pedazos", lo has descrito de una manera que poco se puede añadir, lo has comprimido en esa frase. Esos recuerdos no sustituyen al presente, pero son nuestros aliados.
    Un abrazo.

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Steppenwolf