28 de abril de 2011

Medicina y música




        De trabajo en trabajo, así estoy en los últimos tres años, empleado de banca, atracador y ahora médico. Se me ocurrió la genial idea de falsificar una licenciatura de medicina y tras unas cuantas gestiones y algún soborno, al cabo de unos días ya estaba ejerciendo como médico, tan fácil como lo cuento.
No era un médico de familia al uso, no utilizaba la química para curar ni prescribía recetas. Tampoco enviaba a mis pacientes a los especialistas ni a esos carniceros llamados cirujanos, solo utilizaba lápices de memoria USB y un poco de mi tiempo.

        Lucía fue mi primera paciente, setenta años, viuda y viviendo sola en un piso de ciento cincuenta metros. Síntomas: dolor de espalda, cefaleas e insomnio.
        - Ponga este lápiz de memoria después de desayunar, lo conecta y le da al play.
        - No tengo ordenador, doctor.
        - Se lo pide a su hija, le dice que es por prescripción médica.
        - ¡Es que no me va a mandar pastillas!
        -  Lucía, las pastillas son para ir a la discoteca, usted no las necesita. El día treinta de este mes, a las diez, vuelve y me cuenta como le ha ido. Por cierto Lucia, a esa hora viene don Arturo, se lo voy a presentar, tiene cinco años más que usted pero está hecho un chaval, también tiene dolores de espalda y el intercambio de experiencias va a ser muy positivo para los dos. Si surge algo más, ya no es cosa mía.                                 
                                         
        Ricardo: Veintidós años. Sin trabajo, poco dinero y con la  autoestima en huelga. Síntomas: dolor en las  cervicales y sudoración en las manos.
        - Ricardo, lo oyes con mucho volumen y atención al solo de guitarra, dos veces al día.
Ya sabes, sal a la calle, muevete, y sobre todo mucho seso, con ese y si puede ser también con equis.


Ana: con alergia a los maridos con manos largas. Ella solo me dijo que quería pastillas para los nervios, lo demás me lo indicó el moratón que tenía en el pómulo y su mirada perdida.
        - Ana, una llamada al 016 y esta canción antes de dormir, cuando ya no estés con él.

        Durante los tres meses que estuve ejerciendo de médico de cabecera, pude observar como los pacientes se curaban de sus dolencias físicas, por eso no entiendo por qué me echaron a la calle, ¿por no tener título? Vaya tontería, ¿tienen acaso título los políticos? Detrás de este despido deben estar las empresas farmacéuticas, estoy seguro.



24 de abril de 2011

Palabros




         "¿Por qué hablas si puedes estar callado?" Una pregunta también puede ser sabia, sin duda esta lo es. Algunas frases todavía me hacen reír cada vez que las leo, quieres decir una cosa y dices otra, volteando el significado original. A todos nos ha pasado alguna vez y si alguien está libre de pecado que tire la primera piedra. Mi gato sonríe insinuando mi autoría en algunos palabros, pero.......¿no se por qué tiene papel de fumar en su cesta?


1 - ¡Le he dicho cienes de veces que se coma el goyú!
2 - Fue una operación a vida o muerte para ponerle el pai-pai. (by-pass)
3 - Me quedé embarazada, y eso que hacíamos el córpore in sepulto. (coitus interruptus)
4 - No te imaginas lo que duele un cólico frenético.
5 - No puedes pedirle peras al horno.
6 - Ya verás cuando le envíen a Sadam Joselín los bombacazarderos
7 - Llevaron el cadáver al Instituto Autonómico de Orense.
8 - Le tocó la lotería y ahora vive como un majara. (marahá)
9 - Voy al médico a hacerme un cacheo.
10 - Cómo se nota que nadáis en la ambulancia.
11 - Cuando pasa mucho tiempo sin beber tiene colirium tremens.
12 - Ha muerto Elvira Gandhi.
13 - No distingue bien los colores porque es dalmático.
14 - Me pica la garganta, creo que tengo falangitis.
15 - Fornicaron la plaga de mosquitos. (fumigaron)
16 - Aquello era el non palustra. (non plus ultra)
17 - Tiene todos los discos de la Orquesta Filadélfica de Londres.
18 - Se cree que todo el monte es orgasmo.                                         

                                      

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18 de abril de 2011

El consultorio de Elena Francis



           Hace más de cincuenta años comenzó un programa de radio que encandiló a las mujeres españolas de la postguerra, condenadas a ocuparse exclusivamente de la intendencia en los hogares, apartadas de los circulos culturales y sociales debido en gran medida a la dictadura, a la misoginia y al machismo reinante en esa época. El consultorio de Elena Francis, basado en las contestaciones de cartas que mujeres de toda España mandaban esperando un consejo que solucionara sus problemas, escondía y reflejaba al mismo tiempo el miserable estado social del país. La manipulación del programa más popular de la radio era evidente, arañado por las garras de la censura, impedía que las mujeres pudieran liberarse, llevandolas a una oscura resignación. El programa comenzaba más o menos así:

       - Buenas noches queridas amigas, os saluda Elena Francis desde este lado de la radio. La primera carta que vamos a leer es de Flor de Luna y dice así:
         " Querida y apreciada señora Elena Francis, ante todo quiero felicitarla por su magnifico programa. Mi consulta está relacionada con mi marido, a veces me hace peticiones que mi ética y mi moral me impide concederle. Él insiste todos los sábados y ya no sé que hacer, espero atentamente su respuesta."
         - Querida Flor de Luna, igual que a los hijos, a los maridos también hay que educarlos hacia una relación basada en la familia cristiana, siempre sin enfadarlos. No debes acceder a todas sus peticiones porque en tu negación está la virtud que tu marido valorará con el paso del tiempo. Mucha suerte con tu vida Flor de Luna, puedes tomar como ejemplo a nuestra madre María, fue virgen toda su vida dentro del matrimonio.

         - La segunda carta es de Estrella de mar, y dice :
         "Estimada señora Elena Francis, hace dos meses que estoy felizmente casada pero ayer mi marido me pidió que abandonara mi trabajo de profesora que ejerzo desde hace dos años con ilusión. Él me dice que  una mujer debe estar en casa, cuidando a sus hijos y a su marido y si me empeño en seguir trabajando pedirá la nulidad de nuestro matrimonio. Espero su respuesta ansiosamente pues estoy muy angustiada."
        - Querida Estrella de mar, ser profesora y enseñar a los demás es una bella profesión y una tarea muy digna y elevada, pero el sacramento del matrimonio te guiará hacia tu realización personal como mujer, esposa y madre. Cada uno debe cumplir el papel que dios le ha encomendado y la familia es un gran reto.

         - El tercer oyente no nos ha mandado una carta como es habitual, hoy inauguramos la centralita telefónica y al otro lado de la línea tenemos a Manoli, cuéntanos tu problema:
        - Buenas noches Elena, mi consulta es sobre mi vecino. Me gusta desde hace tiempo, es diferente a todos los hombre que he conocido, pero solo hablamos del tiempo y de cosas intrascendentes cuando nos encontramos en la escalera, ¿como puedo declararle mi amor?
        - Te aconsejo Manoli que lo abordes hablándole de un tema diferente, sobre tu profesión por ejemplo y poco a poco llegar hasta los sentimientos.
        - Soy ....... sargento del ejercito, ese es el problema 
- dijo cambiando progresivamente su tono de voz.
        - ¿Quieres decir .........que eres un hombre?
        - Realmente me llamo Manolo pero cuando llego a casa me pongo el vestido, los tacones, las prótesis de los pechos, me afino la voz  y me voy a la Rambla a buscar compañía, entonces soy la Manoli. He nacido hombre pero en el fondo soy mucha mujer, aunque tengo que afeitarme dos veces al día para no raspar ..................
Elena Francis ordena cortar la llamada y prosigue:
        - Parece que hemos perdido la comunicación. Es el momento de oir unos consejos comerciales   -  Elena, roja de ira, miró fijamente a sus dos ayudantes como una serpiente de cascabel acechando a dos conejillos y dijo gritando:
        - ¿Quién coño me ha pasado la llamada de ese maricón, travestón o lo que sea, vamos a tener problemas con los tarados de la censura y con el capullo de nuestro director general ¡joder!, como si no tuviera bastante con leer estas ridículas cartas.  -  Uno de sus colaboradores se acerca rápidamente a Elena y le dice en voz baja:
        - Elena, estamos todavía en el aire, los anuncios no están preparados.  -  Elena Francis, ahora pálida y con la voz entrecortada, balbucea:
       -Ummm... parece queridos oyentes que se han oído algunas voces ajenas........ a nuestro programa, hemos tenido una.......... indeseable interferencia y ahora sí, me indican que ya está preparado el anuncio del Cola Cao.
                                             
                                                                       
                              

13 de abril de 2011

Si no fuera por la música





       Nunca he sido admirador de los DJ´s, pero el caso de Bugge Wesseltoft es especial, su elegante tecno jazz es un  regalo para nuestros oidos y nuestro cuerpo, sonidos que flotan con una cadencia hipnótica que consiguen atraparte. Este pianista noruego, hijo de un guitarrista de jazz, creció oyendo el kind of blue, de Miles Davis, entre otros genios del jazz, consiguiendo mezclar la mejor música electrónica con el jazz tradicional de una manera magistral, ganando adeptos en el mundo electrónico y en el del jazz.
       La calidad de su música abruma, sobrecoge, a veces minimalista, llega a todos los resortes del cerebro para producir sustancias dopantes. Sonidos adultos que se alejan de toda la basura comercial que nos tenemos que tragar sin remedio, como el humo que escupen los tubos de escape. Afortunadamente la música no se acabó en los setenta, y como prueba, esta joya, Try.


                                         

7 de abril de 2011

Dar sin esperar nada a cambio


                                      Camino despacio y seguro, oteando el horizonte urbano desde la perspectiva lineal que me ofrece el centro de la avenida. Pienso mientras camino, apoyándome en mi piloto automático que controla el tráfico y todas las funciones no conscientes de mi cuerpo. Camino y fabulo historias con toda la gente que resbala a ambos lados del vértice de mi trayectoria.

        Un bastón perezoso es ayudado por un anciano con boina. Dos adolescentes mojan con sus hormonas el póster del nuevo producto juvenil de moda. Una ama de casa se perfila por la esquina con un fusil de asalto dispuesta a todo para llegar a fin de mes. Un currante escapa del paro con el mono lleno de manchas irreversibles. Una pareja de monjas con burka buscan a dios sin éxito. Un agente de seguros chantajea con el miedo a los pájaros de un árbol. Toda la fauna humana está suelta, moviéndose como hormigas jerarquizadas, mientras una banda no organizada de palomas vuelan a ras de suelo, orgullosas, sin ningún respeto hacia los peatones. Camino despacio por el centro de la avenida, sabiendo que hay ojos que nos observan desde la cima del cielo, y no son los de dios.                                                      
       Los recuerdos se balancean al ritmo de mis pasos y se transforman en hologramas gigantes proyectados desde el foco de mi frente. Veo a gente y más gente sin sonrisas, solitarios, en grupo y aún solitarios, con sus monólogos internos analizando como salir del jaque en el que se encuentran sus partidas de ajedrez cronometradas. Un géiser emerge con fuerza de las cloacas expulsando chorros oscuros de odio contra lo ajeno, y si lo mezclamos con una dosis de egoísmo, se convierte en el cóctel repulsivo de todos los días.

       Como en el visionario libro de Huxley,  perseguimos una dictadura dorada que nos libere del peso de la responsabilidad, de elegir y decidir, apoyados en el soma que nos suministran nuestros camellos farmacéuticos. El prozac y la sertralina evitarán que nos matemos a dentelladas en plena calle y que nos suicidemos masivamente al son de las ordenes emanadas por Internet  A nadie le importa saber por qué estamos así, parece que no nos interesa abrir los ojos y empezar a vivir, aliviar nuestro dolor ya nos parece suficiente. Huimos de la muerte, del envejecimiento, de las tormentas y las tragedias, pero no corremos lo suficiente y acabamos sumergidos entre olas de ansiedad. Rehusamos entender y aceptar la vida como es, lluvia y sol, placer y dolor, vida y muerte. La neurosis y la paranoia entablan una batalla feroz por ocupar el primer lugar en el ranking del miedo, y mientras tanto, un grupo de activistas silenciosos se reúnen en el interior de nuestras células con el único propósito de enseñarnos a conjugar el verbo DAR.

 

1 de abril de 2011

Haciendo yoga

 

       Hay días en los que la ley de Murphy se erige en protagonista y hoy es uno de esos días. El instinto asesino flota en el ambiente, el aire está lleno de gas inflamable y una pequeña chispa puede provocar la explosión, pero yo tengo un antídoto para estas situaciones: el yoga.

Me tumbo en la habitacion de cubos con música oriental y recorro mentalmente mi cuerpo empezando por las piernas, se vuelven pesadas, la izquierda..... ...ahora la derecha........, ahora que pienso en derechas, no entiendo como aguanto a mi suegra, cada vez que la veo  tengo que morderme la lengua para evitar un conflicto global de consecuencias inimaginables. Me dice la buena señora que  "Franco hizo muchísimo por España", sobre todo limpiarla de rojos y quitarnos la libertad a todos.
Cuanto daño ha hecho el Nodo en el tierno cerebro de esa generación, las inauguraciones de pantanos con Franco a la cabeza y el seiscientos. La señora azul siempre acaba defendiendo sus teorías dictatoriales con esta frase tan original :  " una cosa es la libertad y otra el libertinaje", en fin, dios aprieta pero bien.


       Vaya, me he despistado, me he puesto a pensar sin darme cuenta. Voy a visualizar colores, esta técnica es muy práctica para evitar el parloteo mental. Verde ......... la oscuridad es verde............., este color siempre me recuerda al Romancero Gitano de Lorca. Roberto Bolaño era muy ácido con la clasificación de los poetas homosexuales. Los dividía por sus tendencias sexuales en: maricones, maricas, mariquitas, locas, bujarrones, mariposas y ninfas. Poesía y sexo, binomio eterno. Es plausible aunque infructuoso el esfuerzo de muchos escritores de literatura erótica, intentando describir sensaciones que no se pueden plasmar en un papel, que no se pueden transcribir en palabras. El sexo vive en el hoy, en el directo, con toda la locura que conlleva y utilizando todos los sentidos, sobre todo el del tacto. Todo lo demás son sucedáneos. La paja en el ojo ajeno, ¡vaya frase!, eso si que es una perversión.

       Ya estoy derivando en la verborrea mental, no hay manera, lo intentaré con un mantra.   Ommmmmmmm  .......ommmmmmmmm..........., dicen que este mantra es el sonido que producen las galaxias en su viaje por el universo....ommmmmmmm ........ , joder, el sonido que oigo y no me deja concentrarme es el del perro del vecino de arriba que ladra como un poseso. Voy a subir el volumen de la música para no oír al perro. Quizá está un poco fuerte pero todo sea por el yoga. Ommmmmmmm ........... , llaman a la puerta, ¿quién cojones será ahora? Abro y veo al capullo de mi vecino apuntándome con el dedo y vociferando: “se ha creído que su casa es una discoteca, voy a llamar a la policía”, y yo le contesto sin acritud: “se equivoca, esto no es una discoteca, es un puticlub y su mujer no ha venido hoy a trabajar", cierro de un portazo y le oigo maldecir en hebreo.


       He vuelto a perder el hilo, esta sesión de yoga se está convirtiendo en un desastre, solo me queda utilizar la postura del loto, estas meditaciones nunca me han fallado. He perdido flexibilidad pero puedo cruzar las piernas, no sin esfuerzo. Visualizo la paz, la armonía, expiro, inspiro............ , pero un dolor agudo como la dentellada de un tiburón atenaza mi pierna izquierda, es una rampa. Veo las estrellas esta vez sin hacer yoga, maldigo mi suerte y abandono esta caótica relajación.

       Suena el teléfono insolentemente y como Clint Eastwood en La muerte tenía un precio, lo miro desafiante con cara de asesino  y voy a por él:
             - Si, ¿qué pasa? - pregunto airado.
             - Buenas tardes .....  - me dice una voz de mujer, y presumiendo una oferta de telefonía móvil, la interrumpo al borde de la crisis nerviosa:
             - Ni buenas tardes ni leches, ya estoy hasta los cojones de vosotros, ¿me oyes?
             - Pero que te pasa boludo, soy Carla.
             - ¡Carla! - pronuncio su nombre con la voz de Forrest Gump y ahora soy consciente, es Carla, el bombón argentino del pub irlandés, creo que he metido la pata hasta el fondo.
             - Te llamo para ir a cenar y me montas un kilombo, gallego. Tenés que hacer un poco de yoga, pelotudo. Chao.

Me quedé con el teléfono pegado a la oreja, oyendo los tonos de su ausencia y pensando en su última recomendación sobre la  meditación. El yoga debería estar prohibido.

          

Steppenwolf